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vendredi 18 novembre 2016

EXPERIENCIA MISIONERA INOLVIDABLE

Para mí fue una gracia especial de Dios poder participar con los jóvenes de nuestra parroquia de Aravaca, Asunción de Nuestra Señora,  en la JMJ 2016 de Cracovia.

Comenzábamos la aventura, íbamos a compartir experiencias, fe, vida con 16 jóvenes (más los de otras dos parroquias de la zona) que buscaban ante todo  una experiencia fuerte de fe, de encuentro con Jesucristo...
Con cierto temor me preguntaba: ¿Podría yo responder a lo que esperaban de mi, a la misión que Jesús me encomendaba? Pero por otro lado sentía la confianza en Él y una gran alegría.
Fue un largo viaje por Europa, con momentos de oración, como ya habíamos vivido en Lourdes: Procesión de antorchas, confesiones, meditación personal...
En la imagen del centro se puede ver a la Hermana en el paso de la Puerta Santa en la Catedral de Lyon. A la derecha inferior, procesión de velas.
Aceptamos contrariedades, como en la frontera de Polonia -nos tocó pasar toda la noche esperando, en el autobús- pero supimos afrontarlo inventándonos juegos y la noche se hizo corta.
Llegamos con mucha ilusión a Cracovia, a la parroquia donde nos esperaban las familias que nos iban a acoger en sus casas.
Visitamos Auschwitz,  donde experimentamos en profundo y largo silencio momentos de reflexión ante tanto drama humano...
En estos encuentros vibramos con un solo corazón, en todas las lenguas y razas del mundo...
Encuentro emocionante con los Sacerdotes y 
Religiosas  de mi Diócesis de KABGAYI -RWANDA
Tuvimos tiempo de reflexiones, catequesis con diferentes obispos (como en una de las imágenes, con el Cardenal Rouco, de Madrid y nuestro párroco, D. Gregorio y sacerdotes que nos acompañaron).
Vivimos encuentros con el Papa Francisco, al que pudimos escuchar y orar con él desde nuestras expresiones más profundas...
Junto con nuestros jóvenes participamos en un viacrucis, superamos el frío de la noche 
entre rezos, cantos, contemplación, alabanzas... 
En otra de las fotos se nos puede ver en el Campo de la Misericordia, donde celebramos la Eucaristía junto a más de 30.000 personas. 
Acto seguido se proclamó el lugar de la próxima JMJ, PANAMÁ,2018, y comenzaron las despedidas.
 
                                                                                                                                                               
Ya concluidas las jornadas, emprendimos el regreso con alegría y ganas de volver a nuestras familias.
Pasamos por Turín,v
isitamos  la Catedral (en la que pudimos orar ante la Sábana Santa) y e
l 1 de Agosto a las 00:30 llegamos a Madrid,  llenos de alegría y satisfacción  por haber podido vivir esa intensa experiencia con Dios, con los demás y con nosotros mismos. 

 
Mi experiencia personal: que quiero compartir con  vosotros
Lo que buscábamos, tanto los jóvenes de nuestra parroquia como yo personalmente,  era vivir una experiencia de fe: experimentar la presencia  de Dios, su Misericordia, la unión con Él, y la fuerza de la oración; en resumen, sentir a Dios presente en mi vida. 

Algunos chicos me decían: "Hermana, yo no sé, ni siento si Dios está presente o ausente en mi vida" Estas palabras, tristes, tristes, me hicieron pensar: ¿Qué puedo hacer yo por ellos...?  

Mi papel en ese momento era estar cerca de aquellos chicos, descubrir con ellos a ese Dios que es el centro de nuestra vida. Mi mayor alegría fue ir viendo como día tras día el rostro de esos chicos iba cambiando; no eran los mismo.  De hecho, hoy día seguimos caminando juntos y se percibe esa transformación tras la vivencia.

Otra alegría para mí fue ver  tantas miles de personas, de diferentes continentes, la mayoría jóvenes, cómo recorrieron tan grandes distancias sólo para compartir  el “encuentro con Dios, con uno mismo, con los demás, con su AMOR, y con el Papa". Haciendo ciertas sus palabras:  “No estamos solos y nuestra idioma universal es el Amor." A todos los jóvenes el Papa Francisco nos exhortó a preparar nuestro futuro, a tener valentía,  a no asustarnos de las cosas que  pasan hoy día y mantenernos firmes en la esperanza. 

Estos días los chicos  aprendieron a valorar, a simpatizar con el otro, a fortalecer la unión y convivencia.

Desde aquí doy las gracias de todo corazón a cada persona  y a las Hermanas que hicieron  posible que pudiera vivir esta experiencia. Algo tan fuerte e inolvidable que marcará mi vida por siempre.
                                                      Hna MUKAMANA GAUDENCE
                                                                      Misioneras de Jesús, María Y José

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